Pérdida de la ideología en los partidos políticos

La ideología política en su concepto universal, es un sistema de pensamientos o creencias que animan a la acción política. Es en ese sentido la que domina o rige la mayoría de los regímenes, partidos y movimientos políticos, los cuales se caracterizan por poseer una corriente de pensamiento que les permite movilizar el apoyo popular y legitimar sus acciones.

A medida que las sociedades van demandando respuestas puntuales a los grandes males que la aquejan y las organizaciones políticas se van dando cuenta de que con las teorías fundamentalistas e ideológicas que le dieron origen a su existencia ya no resulta suficiente para responder esos reclamos el pragmatismo ha sido asumido como la nueva corriente política del sistema, entronizando una especie de pensamiento único en el nivel donde se toman las decisiones (El gobierno), razón por la cual se ha perdido el sentido de justicia social y se han suplantando los valores ideológicos por el modelo práctico de un inmediatismo mediático. 

Por tanto el pragmatismo se ha convertido en la nueva ideología de los partidos políticos del sistema moderno, cuestión que favorece la pérdida de los principios y de la lucha por los ideales. Lo cual ha degenerado en una insuficiencia en las corrientes ideológicas de los actores que alimentan el sistema de partido, y da respuestas al análisis sobre lo que ha estado ocurriendo con la partidocracia en el país. Sobre todo, el por qué organizaciones como el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y el Partido Reformista Socialcristiano (PRSC), no terminan de encontrarse así mismo.

Sin embargo, pese a que existe un deterioro casi general de la matriz política en el país, vemos como el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), inspirado en sus inicios en la llamada filosofía marxista, logra insertarse en las nuevas corrientes de pensamiento “sin dejar o separarse” de los principios ideológicos que le dieron origen en el año 1973, razón por la cual tendríamos que enfocarnos en analizar brevemente lo que ha ocurrido en esa organización. Y ver de qué manera ese elemento fundamental  (La ideología) se constituye en el eje central para la debacle de unos  y la consolidación de otros, que como en el caso del PLD ha podido consolidar una verdadera vocación de poder.

En efecto esa capacidad para ganar apoyo y obtener legitimidad, ha dependido del proceso continuo de renovación en sus respectivos sistemas de pensamiento (Juan Bosch-Leonel Fernández-Danilo Medina) Y es en ese contexto que una ideología política se convierte en un conjunto de valores primarios, de los cuales las personas derivan sus actitudes hacia los hechos y problemas sociales de los demás,  sirviéndole de guía para conducirse políticamente.

Mientras que en el PRD, movidos en sus inicios por corrientes de pensamientos revolucionarios, pero que al término de la guerra fría esas corrientes mermaron en gran parte del hemisferio, dando paso a un proceso evolutivo hacia el llamado “pensamiento moderno” el cual, en su proceso de desarrollo dejó entrampada a esa organización y su liderazgo político, de modo tal que a la fecha siguen arrastrando un discurso que se corresponde con los parámetros obsoletos de la confrontación irracional de aquellos años.

Fenómeno que enclaustró la doctrina de esa organización en un ciclo involutivo, en donde los elementos que la integran no terminan de ponerse de acuerdo sobre si transitar el camino hacia la renovación ideológica o seguir jugando al juego de las guerrillas revolucionarias de tiempos de la guerra fría.

Por su lado el PLD, en cuyo transito  inclusive, supo sentar al propio profesor Juan Bosch y hacer los ajustes necesarios para abocarse a participar de las nuevas corrientes tendenciadas hacia un pragmatismo político universal.  Logró conectar con una concepción particular del mundo denominada neoliberalismo. Una forma distinta a la del PRD, de entender la libertad, la justicia social, el equilibrio entre la autoridad y la independencia, la organización y los objetivos del Estado, la función de éste en la economía, los límites de la democracia, la organización y participación popular, así como otros asuntos importantes para procurar la armonía de la vida en comunidad.

Entonces si indagamos hacia lo interno del PRD, podremos observar que su estructura ideológica está afectada por una pérdida irreparable de los hilos que le dieron origen a su concepción filosófica, razón por la cual no termina de conectar con los relevos generacionales (Miguel Vargas Maldonado, Luis Abinader y otros…) quienes irremediablemente están confinados a sucumbir ante la mentalidad rancia de los que sobreviven apegados a la única razón de ser que los mantiene con vida en esa organización (Su historia). Y que les impide como partido dar el paso hacia un modelo de pensamiento adecuado a los nuevos tiempos.
Mientras que el PLD, que ha sabido jugar con la conceptualización de los temas ideológicos que sirven de balanza al pragmatismo moderno de hoy día, ha interpretado y enriquecido su accionar de diversas formas utilizando dos enfoques, dos concepciones.  La primera: Un pensamiento neutral que define a este partido como cualquier sistema de pensamiento o creencias que impulsa una acción social o política. Y otra, la segunda, que señala que las ideologías proporcionan una conciencia falsa o parcial que sólo sirve a ciertos intereses particulares (Grupos) que utilizan los simbolismos para establecer y mantener relaciones de dominación.

En consecuencia podemos deducir que tanto el PRD como el PLD, están situados en los dos extremos de este concepto filosófico de perdida de ideología. El primero está atrapado en una lucha sediciosa e inexistente, que hace tiempo fue derrotado por sectores progresistas que han logrado llevar al país por senderos de una verdadera revolución social, económica y política. Insertándolo en los cónclaves y foros internacionales,  permitiendo que la nación sea parte de los actuales sistemas que rigen el proceso de globalización del mundo.

Y el segundo, que ha interpretado los cambios y tendencias universales que rigen el sistema democrático mundial, situación que ha hecho necesario el reajuste en su filosofía, logrando que su militancia haya asimilado una conciencia falsa o parcial, pero que ha servido para mantener el simbolismo de la figura de Juan Bosch y establecer así la llamada “Relación de dominación”.  

Por consiguiente el PRD como el PLD, han experimentado una significativa perdida en sus ideologías, lo cual ha repercutido en la agudización de las diferencias en el “revolucionario” y la falta de identidad en el de la “liberación”, producto a los fenómenos externos de un sistema global cada vez más transformador, pero que a la larga terminará cerrando un ciclo que tarde o temprano los llevará al reencuentro con los fundamentos que le dieron origen a sus esencias partidarias.  

Por FITZGERALD TEJADA MARTINEZ

El AUTOR es dirigente del PLD. Reside en Santo Domingo geraldtejada2413@hotmail.com
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