Ignorancia intencionada
Quienes en el mundo no se toman los acontecimientos con la cada día más común ignorancia intencionada, vemos con ojeriza el informe final que prepararon los técnicos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), enviados a Siria para determinar si en la guerra que lleva a cabo el gobierno de Damasco contra insurgentes opositores se utilizaron armas químicas y cuál de los bandos fue el responsable.
Resulta tan "ingenuo" aquel informe, hasta para el menos informado de los lectores, que deja una duda razonable de que en esa investigación había gato entre macuto, como se dice en República Dominicana cuando algo no está claro.
No creo que haya un solo ser humano medianamente informado que crea que el presidente de Siria, Bashar al- Assad, pertenezca al coro de niños Cantores de Viena; sin embargo, de una fecha a esta parte, el Consejo de Seguridad de la ONU viene actuando como si estuviéramos en la época de la Guerra Fría, sin ningún tipo de pudor, actitud que se refleja en el informe rendido por sus especialistas en armas químicas, donde simplemente aseguran que fueron usadas sin establecer responsabilidades.
El régimen sirio, insisto, no tendrá todos los argumentos a su favor, pero los organismos multilaterales, especialmente la Organización de las Naciones Unidas, están obligados a responder apegados al interés común de los Estados miembros, al espíritu de los convenios y tratados firmados por éstos, sin que deje ningún resquicio que pueda interpretarse de parcialidad política a favor de ninguno de sus miembros.
Determinar quién utilizó armas de destrucción masiva en una guerra no es tarea difícil. Al más alto nivel de esas entidades multilaterales y de los gobiernos acostumbrados a la guerra, se tiene conocimiento acerca de la proliferación de armas de destrucción masiva en poder de grupos irregulares y mercenarios.
Confirmado el hecho de que en un suburbio de Damasco se empleó gas sarín para eliminar adversarios, sin determinar quién, encaja en la definición de ignorancia intencionada, que aparenta no tener otros propósitos que crear una percepción mediática de que el único que estaba en condiciones de hacer semejante desatino era el régimen sirio. ¿Por qué los técnicos de la ONU no profundizaron en sus pesquisas para determinar quiénes habrían cometido ese crimen de guerra? ¿O fue que sí tenían la respuesta y sus resultados no se correspondían con el interés de quienes mandan?
No hay respuestas concretas, pero sí sospechas fundadas a partir de los informes sobre el nivel de contaminación dejado en los escenarios bélicos por las súper potencias, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, y de manera reiterada los Estados Unidos e Inglaterra. Desde que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dio su visto bueno a la invasión contra Irak, sobre la base de que poseía armas de destrucción masiva, nadie se llama a engaños.
No es un hecho aislado. Ha ocurrido en otras oportunidades en las últimas décadas, especialmente en los conflictos bélicos en los que los dueños del mundo están involucrados, mientras a miles de muertos y a las enfermedades provocadas por el uso de estas armas se califica como "daños colaterales".
Los niveles de malformaciones, de toxicidad en la atmósfera y de otros efectos secundarios registrados por estudios hechos en Irak son sencillamente espantosos. En Vietnam ocurre algo similar con el "efecto naranja", pues es alarmante, 50 años después, la cantidad de fetos y de niños nacidos con enfermedades y discapacidades, de acuerdo con los registros de los hospitales en Saigón, como resultado del uso de armas químicas con el fin de destruir la capa vegetal futura.
De igual manera, ocurrió en la Franja de Gaza con la incursiones de Israel, un aliado de los Estados Unidos, en donde médicos noruegos del hospital Al Shifa, determinaron haber encontrado "municiones letales desconocidas"; sin embargo, ninguna investigación se produjo.
En Faluya, Irak, por igual. Una película estrenada en Italia titulada "Faluya: La masacre escondida" documenta el uso de armas químicas y la violencia contra civiles, mujeres y niños, especialmente sobre el empleo de bombas incendiarias en los ataques de 2004 por parte de helicópteros de Estados Unidos en comunidades pobladas. ¿Ha dicho algún organismo de esos que pululan en USA y que dicen luchar por el respeto a la vida, esta boca es mía? El empleo de NAPALM y de agentes similares, como revela el film de Sigfrido Ranucci y Maurizio Torrealta, están prohibidos por las Naciones Unidas y los tratados de guerra.
La utilización de bombas antitanques en Kosovo generó el síndrome de Los Balcanes, que afectó a las tropas españolas e italianas en Kosovo. Otra consecuencia es el denominado síndrome de la Guerra del Golfo, que afecta a unos 100 mil veteranos norteamericanos que inhalaron microparticulas de uranio empobrecido, que cuando alcanza un blanco no sólo penetra el blindaje sino que además se inflama al llegar al interior del vehículo, incinerando a la tripulación o desatando la explosión del combustible o las municiones.
Se puede alegar que los estudios levantados en el teatro de la guerra no son concluyentes para afirmar sobre la veracidad de los efectos nocivos a la salud por el uso de armas químicas en guerras convencionales, como el uranio enriquecido empleado en Irak, pero también es cierto que se cuestiona la independencia de las firmas utilizadas para tales pesquisas científicas, debido a que éstas son financiadas por organismos estatales de los países envueltos en las guerras.
Para cuestionar con seriedad e independencia de criterio acerca de los motivos que llevan a los gobiernos norteamericanos para apañar los programas de ampliación del arsenal nuclear de Israel y la India, dos de sus aliados en la zona, no hay que ser antinorteamericano. El peligro de ataque nuclear en la región es latente cuando se sabe que existe el factor de adversidad histórica entre indios y paquistaníes, por ejemplo. Y ese es un problema que nos atañe. Estados Unidos, no obstante, ha incentivado los programas nucleares de estos Estados, pero torpedea cualquier intención de Irán en ese sentido, a quien considera un peligro.
Con una presión entablada en todos los frentes, la ONU votó a unanimidad desmantelar el arsenal nuclear de Siria.
Ha ocurrido con la mayoría de los países, incluido República Dominicana, que cuando los Estados han tratado de ejercer sus derechos soberanos, un expediente de drogas, ahora de terrorismo se formula contra ellos. El de comunista de esgrimió para dar el golpe de Estado a Juan Bosch. Vista la realidad mundial, se hace más vigente el pensamiento de Thomas Jefferson cuando dijo: "tiemblo por mi país al pensar que Dios es justo y que su justicia no podrá permanecer dormida para siempre". Escrito por Rafael Núñez
Resulta tan "ingenuo" aquel informe, hasta para el menos informado de los lectores, que deja una duda razonable de que en esa investigación había gato entre macuto, como se dice en República Dominicana cuando algo no está claro.
No creo que haya un solo ser humano medianamente informado que crea que el presidente de Siria, Bashar al- Assad, pertenezca al coro de niños Cantores de Viena; sin embargo, de una fecha a esta parte, el Consejo de Seguridad de la ONU viene actuando como si estuviéramos en la época de la Guerra Fría, sin ningún tipo de pudor, actitud que se refleja en el informe rendido por sus especialistas en armas químicas, donde simplemente aseguran que fueron usadas sin establecer responsabilidades.
El régimen sirio, insisto, no tendrá todos los argumentos a su favor, pero los organismos multilaterales, especialmente la Organización de las Naciones Unidas, están obligados a responder apegados al interés común de los Estados miembros, al espíritu de los convenios y tratados firmados por éstos, sin que deje ningún resquicio que pueda interpretarse de parcialidad política a favor de ninguno de sus miembros.
Determinar quién utilizó armas de destrucción masiva en una guerra no es tarea difícil. Al más alto nivel de esas entidades multilaterales y de los gobiernos acostumbrados a la guerra, se tiene conocimiento acerca de la proliferación de armas de destrucción masiva en poder de grupos irregulares y mercenarios.
Confirmado el hecho de que en un suburbio de Damasco se empleó gas sarín para eliminar adversarios, sin determinar quién, encaja en la definición de ignorancia intencionada, que aparenta no tener otros propósitos que crear una percepción mediática de que el único que estaba en condiciones de hacer semejante desatino era el régimen sirio. ¿Por qué los técnicos de la ONU no profundizaron en sus pesquisas para determinar quiénes habrían cometido ese crimen de guerra? ¿O fue que sí tenían la respuesta y sus resultados no se correspondían con el interés de quienes mandan?
No hay respuestas concretas, pero sí sospechas fundadas a partir de los informes sobre el nivel de contaminación dejado en los escenarios bélicos por las súper potencias, desde la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días, y de manera reiterada los Estados Unidos e Inglaterra. Desde que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas dio su visto bueno a la invasión contra Irak, sobre la base de que poseía armas de destrucción masiva, nadie se llama a engaños.
No es un hecho aislado. Ha ocurrido en otras oportunidades en las últimas décadas, especialmente en los conflictos bélicos en los que los dueños del mundo están involucrados, mientras a miles de muertos y a las enfermedades provocadas por el uso de estas armas se califica como "daños colaterales".
Los niveles de malformaciones, de toxicidad en la atmósfera y de otros efectos secundarios registrados por estudios hechos en Irak son sencillamente espantosos. En Vietnam ocurre algo similar con el "efecto naranja", pues es alarmante, 50 años después, la cantidad de fetos y de niños nacidos con enfermedades y discapacidades, de acuerdo con los registros de los hospitales en Saigón, como resultado del uso de armas químicas con el fin de destruir la capa vegetal futura.
De igual manera, ocurrió en la Franja de Gaza con la incursiones de Israel, un aliado de los Estados Unidos, en donde médicos noruegos del hospital Al Shifa, determinaron haber encontrado "municiones letales desconocidas"; sin embargo, ninguna investigación se produjo.
En Faluya, Irak, por igual. Una película estrenada en Italia titulada "Faluya: La masacre escondida" documenta el uso de armas químicas y la violencia contra civiles, mujeres y niños, especialmente sobre el empleo de bombas incendiarias en los ataques de 2004 por parte de helicópteros de Estados Unidos en comunidades pobladas. ¿Ha dicho algún organismo de esos que pululan en USA y que dicen luchar por el respeto a la vida, esta boca es mía? El empleo de NAPALM y de agentes similares, como revela el film de Sigfrido Ranucci y Maurizio Torrealta, están prohibidos por las Naciones Unidas y los tratados de guerra.
La utilización de bombas antitanques en Kosovo generó el síndrome de Los Balcanes, que afectó a las tropas españolas e italianas en Kosovo. Otra consecuencia es el denominado síndrome de la Guerra del Golfo, que afecta a unos 100 mil veteranos norteamericanos que inhalaron microparticulas de uranio empobrecido, que cuando alcanza un blanco no sólo penetra el blindaje sino que además se inflama al llegar al interior del vehículo, incinerando a la tripulación o desatando la explosión del combustible o las municiones.
Se puede alegar que los estudios levantados en el teatro de la guerra no son concluyentes para afirmar sobre la veracidad de los efectos nocivos a la salud por el uso de armas químicas en guerras convencionales, como el uranio enriquecido empleado en Irak, pero también es cierto que se cuestiona la independencia de las firmas utilizadas para tales pesquisas científicas, debido a que éstas son financiadas por organismos estatales de los países envueltos en las guerras.
Para cuestionar con seriedad e independencia de criterio acerca de los motivos que llevan a los gobiernos norteamericanos para apañar los programas de ampliación del arsenal nuclear de Israel y la India, dos de sus aliados en la zona, no hay que ser antinorteamericano. El peligro de ataque nuclear en la región es latente cuando se sabe que existe el factor de adversidad histórica entre indios y paquistaníes, por ejemplo. Y ese es un problema que nos atañe. Estados Unidos, no obstante, ha incentivado los programas nucleares de estos Estados, pero torpedea cualquier intención de Irán en ese sentido, a quien considera un peligro.
Con una presión entablada en todos los frentes, la ONU votó a unanimidad desmantelar el arsenal nuclear de Siria.
Ha ocurrido con la mayoría de los países, incluido República Dominicana, que cuando los Estados han tratado de ejercer sus derechos soberanos, un expediente de drogas, ahora de terrorismo se formula contra ellos. El de comunista de esgrimió para dar el golpe de Estado a Juan Bosch. Vista la realidad mundial, se hace más vigente el pensamiento de Thomas Jefferson cuando dijo: "tiemblo por mi país al pensar que Dios es justo y que su justicia no podrá permanecer dormida para siempre". Escrito por Rafael Núñez