¡Disciplina compañeros, disciplina…!

Recuerdo perfectamente, el día que ingresé por primera vez a un local del PLD, tenía aproximadamente 19 años, y me aprestaba a ejercer mi derecho constitucional por primera ocasión. Era el año de 1989, y Juan Bosch, marchaba sonriente hacia lo que parecía una victoria aplastante en el proceso electoral que ocurriría un año después de aquel acontecimiento de mi vida.

Recuerdo con exactitud los murales de aquel local, las paredes pintadas de amarillo y morado, y hasta la pizarra con los temas a discutir en la semana. Recuerdo el orden, la limpieza inmaculada de los espacios, yla manera como era conducido por cada uno de los salones del que hasta el año 2001, fue el Comité Intermedio, Coronel Rafael Fernández Domínguez (Intermedio madre).

Recuerdo la extraordinariaimpresión y hasta el susto que me llevé,la primera vez que vi llegar una autoridad partidaria al local. Todo el mundo se puso de piesde manera rápida y estrepitosa, rígida y hasta solemne.Toda la sala se colocó en atención. Había llegado el secretario general del organismo, y esa fue la mayor demostración de disciplina que pude experimentar.

Esa experiencia de mi vida política, ha sido inolvidable. Ese momento me marco significativamente. Incluso, pude sentir la presencia de Juan Bosch, encarnada en aquel compañero, quien luego y de manera afable, pidió a los presentes que por favor volvieran a sentarse.

En fin, esa parte de la historia del PLD es inalienable, irrepetible e imborrable, y estará siempre,en la mente de muchos que como en nuestro caso, aspiran a que en algún momento del presente o futuro, existan quienes por lo menos retomen la esencia de un legado que ha sido mancillado por la cruda realidad de una necesidad perentoria por alcanzar el poder.

En consecuencia, la apertura del año 2001, que transformó al partido en una organización de masas, trajo consigo los triunfos electorales y el fortalecimiento estructural de la organización, pero dejo atrás el más importante legado heredado de su fundador:

La disciplina partidaria.

La cual ha sido y será, el elemento fundamental para lograr la consolidación de los parámetros éticos y moralesque serviríande base de sustentación a las tareas que en el tiempo, ayudaríana consolidar la obra iniciada por los Trinitarios, seguida por Juan Bosch, y encomendada a quienes como herederos, habrán de completar latrascendental misión patriótica de "lograr unpaís libre, soberano e independiente, en el cual impere la Justicia social y el respeto a la dignidad humana".
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